Las feministas-marxistas, las que creemos que la Emancipación de la Mujer la alcanzaremos mediante de la construcción de una sociedad sin clases y sin géneros, debemos estar en constante revisión de lo que estamos haciendo para avanzar en la organización de un Movimiento de Mujeres Revolucionarias que incluya a la mayoría de las mujeres de los sectores populares.
Debemos cuestionarnos si los esfuerzos que estamos destinando en nuestra lucha son los más habilidosos para alcanzar la concientización de nuevas compañeras, y que así se sumen a la lucha. Encerrarnos en pocas reivindicaciones que, aunque urgentes e importantes, son muy polémicas para una sociedad aún alienada por el capitalismo y el catolicismo como es la venezolana, termina desgastando nuestras fuerzas y alejándonos de buenas estrategias para nuestra organización desde las bases.
Qué diferente sería si todas las energías se dedicaran a la organización de las Mesas de Igualdad y Equidad de Género en los Consejos Comunales, aprovechando esta importante instancia de organización popular, para la actuación política revolucionaria de las mujeres y la reflexión crítica del sistema capitalista patriarcal que nos explota. Cuánto habremos de avanzar si así lo hacemos, cuánto ganaremos en concientización y sensibilización sobre la opresión de la mujer. Así sería mucho más fácil conquistar algunas reivindicaciones, y más que eso, encaminarnos irreversiblemente hacia nuestra liberación, que sólo vendrá de la mano de un amplio esfuerzo organizativo revolucionario.
Es necesario también estar atentas constantemente a nuestra formación ideológica, no descuidarla, buscar siempre la manera de aplicarla a nuestra realidad, llevarla a la práctica en nuestra organización. Así estaremos constantemente alertas ante las opresiones de las que menos conscientes somos y tendremos más herramientas para luchar contra ellas.
No habrá un verdadero Movimientos de Mujeres si no nos unimos en nuestra lucha, si no superamos a través de las reflexiones y los debates nuestras diferencias. Es necesario cuestionar todas las supuestas verdades impuestas por el patriarcado, ser parte de todos los espacios de participación y hacer desde cada uno de ellos una trinchera de lucha por la emancipación de la mujer. La Revolución Bolivariana nos está brindando muchas esferas y muchísimas herramientas que no estamos aprovechando por encerrarnos en la búsqueda de una parcela de poder o de conservar esa que creemos nuestra, sin entender que la lucha es una sola y que las trincheras son colectivas.
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